El fin del orden militar está inscrito a largo plazo en el camino hacia la democracia de nuestras sociedades, de todas nuestras sociedades. No se trata de una visión beatífica de una evolución soñada, sino de una realidad proveniente de una construcción lenta que tenemos que animar constantemente: para crear las condiciones de una seguridad que no sólo depienda de la imposición de la fuerza sino de la búsqueda permanente de un equilibrio entre los diferentes actores de un grupo cuya aspiración última, por mucho que se diga, busca más bien un apaciguamiento de las relaciones sociales y de la vida pública.
Acabamos de demostrarlo al reunir, por primera vez, a un grupo internacional de oficiales para reflexionar sobre este tema, del 6 al 10 de octubre 2005 en Chile, en un lugar dónde el proyecto habría parecido imposible hace unos años. Esto abre a unas perspectivas (...) |