rien

Publicado em 18 de agosto de 2007
Traduções disponíveis em: English (original) . français .

Pedir cuentas cuando existe el deber de rendir cuentas


Temas largos ligados: Governança . Human Rights .

Artículo de George Lakoff y Glenn W. Smith

°° Introducción de Nina Gregg

¿Qué significa «responsabilidad»? En este artículo, George Lakoff, reconocido profesor de lingüística de la Universidad de California, en Berkeley (EE. UU.), y autor de varios libros influyentes («Moral Politics: How Liberals and Conservatives Think» y «Don’t Think of an Elephant: Know Your Values, Frame the Debate») examina varios ejemplos de declaraciones públicas de responsabilidad y analiza los distintos significados de las expresiones «rendición de cuentas» y «responsabilidad» utilizadas por progresistas y conservadores en los Estados Unidos. Lakoff es investigador asociado del Instituto Rockridge, que aloja la comunidad electrónica Rockridge Nation, así como un blog que identifica y analiza los valores y los marcos que definen el debate público. °°

«No pretendo decir que no tengo el deber de rendir cuentas».
Teniente general Kevin Kiley, anterior comandante del Hospital Walter Reed

Ahora que los Demócratas del Congreso pueden organizar audiencias con declaraciones juradas, la expresión «rendición de cuentas» ha acabado por convertirse en un elemento fundamental de las noticias cotidianas. Pero ¿qué significa exactamente «rendición de cuentas»?

La expresión «rendición de cuentas» es un concepto controvertido, es decir, un concepto con distintos significados para distintas personas, dependiendo de sus principios. Hemos observado que los conservadores y los progresistas quieren decir sistemáticamente cosas diferentes cuando utilizan la expresión. Esto no es sorprendente si se tienen en cuenta los significados radicalmente diferentes de la palabra «libertad» para la izquierda y la derecha, tal como plantea George Lakoff en su libro «Whose Freedom?».

Al igual que con todos los conceptos controvertidos, la expresión tiene un significado principal que todo el mundo comparte y que está asociado al principio de «responsabilidad»: cualquier persona con responsabilidad tiene el deber de rendir de cuentas; y se le puede exigir que responda por no haber cumplido con sus responsabilidades.

Ahí es donde termina el significado común. La responsabilidad en sí misma es controvertida. Para los progresistas, implica responsabilidad social y personal; es decir, responsabilidad frente a uno mismo (individual) y frente a cualquier persona que pueda resultar perjudicada cuando uno comete un error. Para los conservadores, solo implica responsabilidad individual. Esta diferencia no resulta sorprendente dado que el conservadurismo tiene que ver con la responsabilidad individual, mientras que el progresismo se centra en la responsabilidad individual y social.

La diferencia de significados del concepto «rendición cuentas» también está relacionado con la diferencia general existente entre los valores progresistas y conservadores. Desde la estricta moralidad paterna, que constituye la base de los valores conservadores, el padre es la autoridad moral incuestionable a la que se debe obedecer. Él es quien obliga a rendir cuentas a aquellos que están bajo su autoridad e impone castigos en consecuencia. Desde el punto de vista conservador, existen autoridades legítimas cuya tarea es obligar a otros a rendir cuentas e imponer castigos por los errores asociados a la responsabilidad individual. Su responsabilidad individual y su obligación de rendir cuentas se cumplen cuando exige a los que están bajo su tutela que rindan cuentas y cumplan castigos.

Para los progresistas, existe el deber de rendir cuentas a aquellas personas ante las que uno es responsable; es decir, aquellos que pueden verse afectados por las actuaciones de uno. Para el gobierno, la responsabilidad va asociada a la transparencia. Por esta razón, se espera que los funcionarios gubernamentales sean «transparentes», es decir, que expliquen públicamente cuáles son sus actuaciones y el motivo de las mismas. El motivo es una responsabilidad, es decir, una justificación de las actuaciones de una persona. Uno puede juzgar el desempeño de los funcionarios gubernamentales según sean sus actuaciones y también después de éstas, y conforme a todo esto valorar si han cumplido con sus responsabilidades. Esta visión progresista va en consonancia con las familias en las que los padres tienen la responsabilidad de explicar a los hijos por qué les dicen lo que pueden y lo que no pueden hacer.

Por tanto, existe una gran diferencia en cuanto al significado del concepto «rendición de cuentas» para progresistas y conservadores. Para los progresistas, los conservadores parecen aludir a la rendición de cuentas con el fin de eludir la responsabilidad. A continuación, se explica el porqué. Un conservador que ostenta autoridad obliga a las personas que están a su cargo a rendirle cuentas, y mediante la imposición de castigos a sus subordinados, está cumpliendo con su responsabilidad individual. La historia acaba aquí. Pero para los progresistas, esta persona tiene una responsabilidad social hacia todas aquellas personas que pueden verse afectadas por las consecuencias de sus actuaciones. En otras palabras, esa persona tiene una responsabilidad pública. Obligar a sus subordinados a rendirle cuentas y a cumplir castigos no es suficiente. Él sigue siendo socialmente responsable. Si solo se limita a que otros «rindan cuentas», está eludiendo esa responsabilidad.

Hasta la fecha, la diferencia sistemática entre el significado de «responsabilidad» y de «rendición de cuentas» para progresistas y conservadores no ha estado clara para los ciudadanos. Esto ha dado lugar a cierta confusión acerca de quién es responsable de algo y quién debe rendir cuentas por algo. A pesar de ello, la obligación de rendir cuentas tiene gran importancia a la hora de señalar a un culpable. Y cuando las cosas no salen bien, es importante saber a quien hay que echar la culpa y por qué.

Empecemos nuestro ejemplo con el Presidente Bush.

"Poco antes de asumir su segundo mandato, se preguntó al Presidente Bush por qué no se había señalado a ningún responsable por los errores del primer mandato. «Tuvimos nuestro momento para rendir cuentas», declaró, «y ese momento fueron las elecciones de 2004». Peter Baker, Washington Post, 7 de marzo de 2007

En resumidas cuentas, el Presidente debe rendir cuentas a los votantes solo en una elección, un «momento» para rendir cuentas en el que los votantes lo pueden «castigar» no reeligiéndole. «Escucho el clamor y leo la primera página. Sé que se habla de ello. Pero yo soy el que toma las decisiones y decide lo que es mejor». El Presidente Bush, a propósito de las peticiones para la dimisión de Rumsfeld

La etimología de «responsabilidad» es la misma que la de «responder». Responsabilidad implica tener que responder cuando se hacen preguntas. Pero Bush, como conservador con autoridad, lo que está diciendo en realidad es: «No tengo que dar explicaciones. Yo decido». De la misma manera, la falta de transparencia en la administración Bush también es una consecuencia de su radical conservadurismo. El que toma las decisiones, como última autoridad, no tiene que rendir cuentas públicamente una vez que es elegido y no depende de la reelección.

Consideremos ahora las observaciones de Robert Gates en una conferencia de prensa reciente acerca de las condiciones del hospital Walter Reed.

«Una última observación sobre la obligación de rendir cuentas. Un principio fundamental de nuestro sistema militar es que otorgamos a los comandantes la responsabilidad, la autoridad y los recursos necesarios para que acometan su misión. La responsabilidad conlleva la necesidad de rendir cuentas. Creo firmemente que una organización que tiene tantas responsabilidades como el Departamento de Defensa debe tener presente la obligación de rendir cuentas a todos los niveles. En consecuencia, una vez que se hayan determinado los hechos, los responsables de haber permitido que se produjera esta inaceptable situación, tendrán que responder por ello».

El propio Gates —como Secretario de Defensa— al igual que Rumsfeld antes que él, era responsable desde el comienzo de la guerra de garantizar que los veteranos heridos recibieran una atención adecuada. Además, Bush también era responsable, del mismo modo que la comisión de Asuntos Militares dirigida por los Republicanos a lo largo de 2006. Pero Gates no dice que Bush ni los Republicanos de la comisión de Asuntos Militares deban rendir cuentas. Ni tampoco dice que él mismo deba rendir cuentas en el futuro. En su lugar, dice que castigará a los subordinados en la cadena de mando. Y, por supuesto, retiró del cargo al Secretario del Ejército y al general que estaba al mando del Walter Reed.

¿Debería acabar aquí la historia? Aquí está Eugene Robinson del Washington Post : «Resulta difícil de creer, pero los oficiales que estaban al mando mientras el gobierno cometía un terrible error son los que tienen que rendir cuentas».

Pero la historia no debe acabar aquí. La respuesta adecuada de los Demócratas y de la prensa no debería ser la de conformarse, sino continuar haciendo presión sobre este asunto, dado que de lo contrario los veteranos no recibirán un trato adecuado en el futuro próximo. Además, la sociedad también debe pedir cuentas al Presidente. Su despreocupación ante las difíciles condiciones de los veteranos durante años forma parte de su traición a la sociedad americana.

Tengamos en cuenta también las palabras de Robert Mueller —director del FBI— cuando se le preguntó sobre el hecho de que agentes del FBI hubieran espiado ilegalmente a ciudadanos americanos, a pesar de las permisivas disposiciones de la Ley Patriota. Esto es lo que dijo Mueller:

«La pregunta puede y debe hacerse: ¿cómo ha podido suceder esto? ¿quién debe rendir cuentas? Y la respuesta es: Yo soy la persona que debe rendir cuentas».

Luego añadió que los empleados del FBI probablemente recibirían una sanción disciplinaria. Mueller admite que él tiene la obligación de «rendir cuentas». Pero él no está ofreciendo su dimisión. Ni tampoco se compromete a garantizar que el hecho no vaya a repetirse. En lugar de ello, castigará a los subordinados. Cree que eso es suficiente para cumplir con su responsabilidad, que ha hecho lo que debía para rendir cuentas. Pero no ha explicado públicamente lo sucedido. Ni ha anunciado públicamente ninguna medida para evitar que este hecho vuelva a repetirse. Y Mueller no dice que los altos responsables del Departamento de Justicia deban rendir cuentas, no solo como culpables de lo que ha sucedido en el pasado, sino también para garantizar lo que suceda en el futuro.

Por otro lado, está el caso del Fiscal General Alberto Gonzales, en una conferencia de prensa sobre el cese —con motivaciones políticas— de los abogados del Departamento de Justicia por no haber procesado a suficientes Demócratas o haber tenido la osadía de procesar a Republicanos culpables.

«Acepto la responsabilidad de todo lo que ocurra en este departamento, pero cuando tienes a 110 000 personas trabajando en el departamento, obviamente se tomarán decisiones que no conoceré en tiempo real».

Cabe destacar aquí el empleo de una forma verbal impersonal: «se tomarán decisiones». La implicación es que las decisiones serán tomadas por otras personas sin su conocimiento o consentimiento. Pero no se menciona nada de su responsabilidad en cuanto a:
(a) garantizar que nadie tome decisiones con motivaciones políticas,
(b) adoptar procedimientos que lo garanticen y
(c) hacer que esos procedimientos y la base de las decisiones sean transparentes.

La alusión al «tiempo real» también es interesante. La asunción es que no hay un lapso de tiempo entre el momento de tomar las decisiones y el de llevarlas a cabo; es decir, que después de que se tomaran las decisiones y antes de ponerlas en práctica, no hubo tiempo suficiente para que le informaran. De nuevo, la culpabilidad se traslada a los subordinados, que fueron quienes tomaron y ejecutaron las decisiones sin permitir que hubiera «tiempo material» para informarle.

La cuestión de tener que rendir cuentas en estos casos es especialmente punzante si se considera el papel central que desempeña la obligación de rendir cuentas en la política educativa de los conservadores. La Ley Que Ningún Niño Se Quede Atrás es una forma de trasladar la responsabilidad y el deber de rendir cuentas a los niveles más inferiores posibles. ¿Quién es responsable de que las escuelas dispongan de los medios y la financiación para contar con profesores altamente cualificados? ¿Quién es responsable de que las estudiantes sin recursos tengan suficiente para comer cuando van a la escuela? ¿Quién es responsable de garantizar la educación infantil para que los niños estén preparados para aprender cuando van a la escuela? ¿Es el Presidente el que propone el presupuesto nacional? ¿Es el Congreso el que diseña los programas y los fondos adecuados? ¿Son los gobernadores y legisladores del Estado? ¿Son los alcaldes de las ciudades? ¿Son los consejos escolares? ¿Son los contribuyentes que no quieren financiar escuelas de calidad?

Según Bush, son los profesores, las escuelas individuales y los propios estudiantes. Lo más importante: no es Bush. Y no son las personas que establecen las políticas y las prioridades de los fondos. Ciertamente, no son los políticos conservadores los que se oponen a recaudar impuestos para pagar escuelas de calidad. Esto es exactamente lo que se podría esperar de la ideología conservadora respecto a la responsabilidad individual, no social.

La división existente entre el deber de rendir cuentas y la responsabilidad se refleja en la cultura corporativa, donde los directores ejecutivos no tienen que rendir cuentas acerca del rendimiento de sus empresas. La empresa puede tener un mal rendimiento y el director ejecutivo todavía tiene la posibilidad de irse con muchos millones debajo del brazo. Al igual que sucede en la política conservadora, la persona responsable no tiene el deber de rendir cuentas.

¿Qué hacer?

Este análisis no se ha expuesto por el solo interés del debate. La cuestión importante es qué medidas debe tomarse. En primer lugar, hay que distinguir que uso se está haciendo de la expresión rendir cuentas: progresista o conservador. En segundo lugar, cuando alguien de la prensa utiliza la versión conservadora con el fin de eludir responsabilidad, hay que denunciarlo: escribir a su periódico o a otro medio de comunicación y remitirles a este artículo. Si es posible llamarlos. Cuénteselo a sus amigos y hágales ver la diferencia. La obligación de rendir cuentas —la auténtica— es importante para nuestra democracia. Por último, y si todavía no lo ha hecho, conéctese a la Rockridge Nation —nuestra red abierta— para reflexionar sobre el análisis de Thinking Points, un manual dirigido a los progresistas que desean hablar claro.

Comparta sus comentarios sobre este artículo en el blog de Rockridge Nation.

Top

puce Mapa do site puce RSS puce vieinterne puce